Cuarenta años, rubia, pecosa, vestida
con un camisón de satén rosa a las cinco de la tarde. Encerrada en su
habitación de mujer separada, los hijos al cuidado de la abuela en otro lado de
la casa. Copiaba en un gran cuaderno con lapicera de tinta y una letra azul muy
estirada. Trabajaba. Ese era su trabajo: copista. A mis seis años, era la
primera vez que conocía una mujer separada, en camisón a las cinco de la tarde
–lo cual sugería que recién se levantaba de la cama, que podía existir un “trabajo”
que se haga entre la tibieza de la sábanas, y una cierta libertad horaria -
pero lo más revolucionario: era la primera vez que conocía a alguien cuyo
oficio estaba basado en el acto de “escribir”, y esa acción iba acompañada de
atributos muy femeninos, misteriosos y bohemios.
25.7.17
21.1.17
guitarra
El otro día tocando la vieja guitarra
criolla de mi hermano, sentí claramente que la guitarra estaba viva y que tenía
“alma”.
Y que esa frase o creencia que dice que los
instrumentos musicales tienen alma no es una idea poética, sino una verdad
tangible.
Esa guitarra que mi hermano comenzó a tocar
en la infancia con un profesor de barrio en City Bell y que lo ha ido
acompañando a lo largo de las décadas, de las casas familiares, de sus
habitaciones de soltero, de un continente a otro, de la casita de Darwin en
Inglaterra, a su vida de argentino trasplantado a Suiza, a su vida de padre…el
alma de mi hermano, está en esa guitarra.
También es la guitarra que él nos dejó en
custodia cuando viajó a Europa con intenciones de no volver, y es la guitarra
con la que yo intenté mis primeros acordes y con la que Carlitos me acompañaba
en nuestros primeros recitales de tango, con ella canté La Pulpera de Santa
Lucía, con ella hicimos La Mariposa Tango…nuestras almas están en esa guitarra.
Y un día, en el departamento que
alquilábamos en el barrio de Once, nuestro primer gato amado Pushkin, jugando
con un bollito de papel la tiró al suelo y se le quebró el mástil… un alma de
gato, el alma de Pushkin está en esa guitarra.
Y en la milagrosa Buenos Aires, llena de
barrios y de personas increíbles, un viejito que arreglaba guitarras, la
remendó con tanto mimo que el sonido de la guitarra mejoró después del golpe…el
alma de ese señor está en esa guitarra.
Esa vieja guitarra suena tan bien porque tiene
“almas”.
14.1.17
Etimología de la Voz
En griego “Psycho” es soplar, respirar.
“Psyche” es soplo de vida, aliento, alma, cosa
amada, deseo.
Alma viene de “Animus”, en latín ánimo y ánima:
soplo, aire, brisa, principio vital, vida.
En francés “Chanter”, cantar y “Chantier”, obra,
tienen el mismo origen. Y “Entendre” significa tanto oír como entender.
Voz y vocación están unidas por su significado y por
su origen, como así también espíritu y aliento, ambos materia prima del canto.
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