22.10.11

cuentos de Andersen

Es siempre verano en el nuevo país.
A la hora de la siesta hay que acostarse para dejar pasar el rato más caliente del día.
En la cama, la abuela y la nieta.
Un caramelo de leche endulza el aliento y aclara la garganta para la lectura.
Margarita tiene en la mesa de luz un libro con los cuentos de Hans Christian Andersen, en danés.
Toma el libro entre sus manos y lee traduciendo al idioma de la niña que, a su vez escucha fascinada
- entre el perfume dulce de las palabras y el cariño del contacto tibio del cuerpo de su abuela, y también admirada ante la habilidad de la lectora con los idiomas -
la maravillosa, mágica historia, que se va desplegando en la voz tan querida.


                             Mi abuela, Margarita, recogiendo flores en un campo en Dinamarca.

7.10.11

bad news

viernes por la noche,
las noticias del día:
crisis,
muere un escritor de cuarenta y tres años de un ataque al corazón,
un poeta de treintaypocos es asesinado al intentar recuperar una bici robada.
Malos tiempos para la literatura.
Malos tiempos también
para las pobres voces
transmisoras de versos,
cuyas desapariciones ni siquiera se leen en los periódicos...
los ayuntamientos y alcaldías no programan actos culturales,
las salas alternativas están en suspensión de pagos,
los clubes se transmutan en bares y discotecas,
alumnos no aparecen ni siquiera a preguntar,
encomendarnos a alguna santa
ignota cantante perdida en el limbo de los artistas de variedades del subdesarrollo cultural mundial, y en crisis.