22.10.11

cuentos de Andersen

Es siempre verano en el nuevo país.
A la hora de la siesta hay que acostarse para dejar pasar el rato más caliente del día.
En la cama, la abuela y la nieta.
Un caramelo de leche endulza el aliento y aclara la garganta para la lectura.
Margarita tiene en la mesa de luz un libro con los cuentos de Hans Christian Andersen, en danés.
Toma el libro entre sus manos y lee traduciendo al idioma de la niña que, a su vez escucha fascinada
- entre el perfume dulce de las palabras y el cariño del contacto tibio del cuerpo de su abuela, y también admirada ante la habilidad de la lectora con los idiomas -
la maravillosa, mágica historia, que se va desplegando en la voz tan querida.


                             Mi abuela, Margarita, recogiendo flores en un campo en Dinamarca.