24.11.12


el querido olmo,
que se adelantaba unos pasos en su graciosa reverencia
dejando atrás al cuerpo de baile de
olmos inclinados que separan los jardines
de las torres de departamentos vecinos,
ha quedado, después de la furiosa poda de aquellos,
más solo, más frágil, deshojando su traje poco a poco,
día a día, noviembre a diciembre,
única alegría de los pájaros y nuestros ojos
en estos cortos días otoñales,
parece una diminuta piaf
saludando vulnerable agarrada al telón de terciopelo.