6.9.13

diario de cantante


Pisar el escenario y reconocer ese espacio iluminado, alto y con límites oscuros, como un lugar que me pertenece, aunque desaparezca al final de la función.

Encontrarme en ese espacio limitado por luces, más allá de las cuales se extiende la oscuridad, un espacio sin techo y sin paredes: de un lado los seres dispuestos a sentir, del otro el horizonte de mi imaginación y mi pasado.

Y ponerme a cantar con todo lo que soy y lo que he sido, realizando con mi voz, toda mi vida.

En ese momento: mi vida realizada.