30.3.11

En un bodegón en venta, sifón y litro de tinto sobre manteles de hule, un viejo desgastadísimo a mediodía tocaba el bandoneón. El cuerpo no le daría ya para trabajar de noche, pero aunque sí ¿dónde?. Rosa iba a oírlo algunos días, y después se fue. Buenos aires se quedó con su juventud y el bodegón se habrá vendido o bajado la persiana de metal, como por cansancio. Y el viejo que tocaba el bandoneón habrá muerto de cirrosis, y ahora estará en el cielo, trabajará de noche (¿o en el cielo el día y la noche son la misma cosa?) en la orquesta de Angeles Bandoneonistas, que es tan pequeña comparada con las orquestas de Violinistas, Pianistas o Guitarristas.